domingo, 11 de mayo de 2014

Que busca el mexicano en las religiones afro-caribeñas (diasporas africanas)?





Por Hilde Hellson




Nan Medahó

“Money, power and respect… son las cosas por las que todo mundo pelea”. Decía una cantante de hip-hop entrevistada en un programa de televisión. Con este decálogo  contemporáneo se iniciaban en mi cabeza una serie de reflexiones que les comparto a continuación.

Somos seres complicados, los mas complicados del planeta,el ser humano no se contenta con simplemente nacer, crecer y vivir, tiene que validar su existencia, buscar SER ALGUIEN. Esto se complica más ahora, que  estamos en el tiempo de la fama, del intentar salir del anonimato, "no eres nadie hasta que los demás digan que lo eres" dicen..., vivimos en una constante insatisfacción, en un estado de banalidad, los logros son efímeros, los objetos, los deseos, el amor, y hasta la magia por no decir la fe. 

¿Cuánta gente se alinea en una ideología, en una  religión, en la magia con la pura y real intención de acercarse a la divinidad, con la autentica intención de estar en un estado de gracia, comunión y beatitud?, Todos quieren  algo, que con frecuencia dista mucho de ser un objeto o una intención espiritual real. El mexicano en su extravío no se queda atrás,un hecho lamentable pero necesario en su proceso cognitivo a nivel colectivo.

El 99% de las personas que me consultan son católicas, muchos de los que se inician en las religiones Afro-caribeñas son católicos y muchos aseguran no dejar de serlo, no asumen un cambio de religión como tal, lo ven como que "añaden" algo a su estructura dogmática.Sabemos ya que en el caribe se mezcló de una forma muy particular el catolicismo y el animismo de África dando por resultado la diaspora.




Para los que viven en México; seguramente ya han visto gente por ahí con un collar de cuentas verdes, blancas y amarillas, que representa a San Judas Tadeo, y aunque su rito (según tengo entendido hasta el día de hoy) no está incluido en las ceremonias de santería o de palo mayombe, las características del mismo dejan ver una clara influencia de los cultos afro caribeños que cada día son más populares en nuestro país. Las otras dos figuras populares son: la virgen de Guadalupe y la Santa Muerte, en el caso de la Santa Muerte se le ha sincretizado con Oya y Centella (divinidades de la santería y del palo mayombe respectivamente), razón por la cual dudo mucho que se haga un collar que la represente específicamente a ella como una deidad aparte. No sé qué vaya a pasar en un futuro en el caso de la virgen de Guadalupe, sus fieles son “más católicos”, más cerrados por así decirlo, y quizás no sientan la necesidad de adherirla, sincretizarla o representarla de ninguna manera los cultos afro-caribeños, su imagen iconográfica es tan fuerte que es muy posible que nadie se atreva a presentar una alternativa como en el caso del collar de San Judas. 


Entonces ¿por qué si incluir a san Judas y a la santa Muerte?, ¿por qué dejar a la virgen de Guadalupe distante de esta fusión? 
Analicemos la naturaleza de las deidades. 

San judas Tadeo es el patrono de policías, abogados, ladrones, y en general de los casos complicados. Al ser él al que se le encomiendan las situaciones difíciles, le da un grado de permisión, el resuelve porque resuelve dicen ….



“San Judas es conocido principalmente como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento. Carta probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65. En ella, San Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas. Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios mundanos, la lujuria y "a quienes por interés adulan a la gente". Anima a los cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se burlarán de la Religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la condenación.”


Contradictorio con los que sucede entre sus fieles, en estos tiempos.





En el caso de la Santa Muerte sucede algo similar, es una deidad que tiende a la permisión y al consentimiento, no se rige por muchos valores morales y/o espirituales, ella cumplirá la petición, será fiel a su siervo así como el siervo o fiel lo sea a ella, sin cuestionarle nada, en un grado muy elevado de complicidad, donde el único pecado es no retribuirle, pagarle o agradecerle, de cierta forma no hay un código de conducta, no existe una regla moral. Es la figura de una madre fiel, protectora, celosa y permisiva, donde el lema es: no importa lo que hagas mientras no me falles, mientras me seas fiel y yo sea la única. Estas características las vemos en muchas madres en nuestro país, madres que proveen, dan, compran, interceden por ellos con fiereza pero no los educan, no los forman,los premian y los regañan y hasta los golpean y resultan ser  muy indulgentes.No olvidemos que la Santa Muerte es un remanente del culto a los muertos existente en México, este país coexiste con la muerte como pocos, para el mexicano ella es indispensable.

En el caso de la virgen de Guadalupe tenemos a una madre amorosa, receptiva, llena de misericordia, compasión, pero también llena de pasividad. La que lo perdona todo, pero aun así espera de sus hijos un buen comportamiento, llegando a la sumisión. Aunque he dejado un poco de lado la figura de Jesucristo, solo mencionare, que el mexicano encuentra su fe  con él en el dolor y no en la gnosis(conocimiento). Y ese dolor justamente nos impide entender su sabiduría. 



Como es arriba es abajo 

Nuestros dioses, nuestros seres sagrados son representaciones icónicas de nuestros conflictos psicosociales. Las cuestiones de fe tal como las vemos en este país, no dejan de ser unilaterales, donde el santo no es más que un medio de conseguir, es un proveedor de lo que se le solicita y no un dador de luz en todo el sentido místico y espiritual, este es el fallo en la espiritualidad del mexicano. Cabe mencionar que esta situación es prevalescente en otras culturas, sin embargo, solo pretendo limitarme a la visión del aquí y ahora. A donde quiero apuntar es al hecho de que mientras el estado de conciencia no cambie, nuestras circunstancias tampoco lo harán. Aunque llegue un tiempo en que el 90% de la gente sea Santero, mayombero o vuduista, nada va a cambiar. La gente que se enfila en las religiones afrocaribeñas, en su mayoría son personas llenas de temor y necesidades, que pretenden lograr por medio de estos nuevos espíritus o divinidades cosas que no han conseguido por sí mismos, pero no porque no puedan, sino porque no terminan de creer, los dioses antiguos nos abandonaron, los santos católicos nos consuelan y nos proveen pero algo sigue faltando, falta algo que nos ayude a simplemente SER. 




El negro y el indígena son complices, son compañeros de un mismo dolor de una misma circunstancia histórica  pero no se han hermanado, de una forma distante tal vez, uno en su esclavitud y otro en la conquista, el negro fue arrebatado, esclavizado, pero no ha perdido su espíritu. El indígena fue subyugado, pisoteado, pero en su propia tierra, digamos que todo lo vivió desde adentro, y su espíritu flaqueo, se adormeció, esta extraviado, pero no nulificado. El negro permaneció en un estado esperanzado de volver a su hogar  a su antigua realidad….

Este escenario donde ambas culturas ven sus similitudes y se identifican, puede ser la razón por la cual el mexicano se abraza tanto en estos tiempos a las religiones afro caribeñas, el mexicano ve en estos cultos algo que teme, algo en lo que cree por naturaleza, ya que somos profundamente creyentes y abiertos a la magia y a lo sobrenatural, pero aunque hay apertura al tema no hay sinceridad, ya que se portan las insignias, collares y marcas de iniciación con discreción, muchos no están dispuestos a que el otro se entere de que esta iniciado en tal o cual cosa o que ha recibido X o Y; pero tenemos el otro extremo, tenemos las personas que son jactanciosas, presumen de tener tal o cual cosa, bravuconean y esa no es mas que otra muestra de miedo;  y volvemos a lo mismo, el mexicano tiene miedo de SER.



Mexicanos al grito de guerra


El mexicano encontró en el catolicismo su consuelo, pero sigue en el piso. El ingrediente que le pueden aportar las religiones afro caribeñas es un medio de liberación de sí mismo, primero que nada. Pero no es imitando, es aprendiendo e integrando los elementos a su ser, al imitar no hace otra cosa que cambiar de celda. Liberarse de pretender ser español, ser gringo, dejar de avergonzarse de su sangre indígena. En pocas palabras verse al espejo sin desprecio. Al mexicano le apasionan sus problemáticas, no hay más que encender la tv para notarlo, telenovelas, noticias y hasta chismes. 

¿Y qué hay de la música? Somos lo que decimos y sobre todo lo que cantamos. Todos nuestros himnos llaman al dolor y a la guerra, quiero hacer notar que no me refiero solamente al himno nacional, me refiero también a las canciones populares de ayer y hoy.




¿ESTAMOS LISTOS?

El mexicano puede encontrar en estas nuevas (para el) formas de fe, en este nuevo modelo religioso una herramienta ideológica para vencer su conmiseración y todos sus demonios, y lo puede hacer, ya que el tomar este camino es por elección y no por imposición, una decisión impregnada de miedo, y no hay que descartar que el miedo puede ser útil. Cualquier conocedor, tendrá muy presente que los collares, gris-gris, fetiches, altares y demás cosas de poder son solo una minúscula parte de lo que implican los cultos afro, y que no necesariamente contienen el verdadero misterio de lo sagrado. Cabe aclarar, que no pretendo poner a la santeria, ni al vudú, ni al palo mayombe como la opción más conveniente a nivel espiritual, no es una propuesta de mi parte, lo está siendo de los mismos mexicanos. Intento invitar a la reflexión de nuestras circunstancias, a profundizar en la verdadera espiritualidad que se puede encontrar en cualquier dogma, y en no desvirtuar lo sagrado.



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